Después de todo, ¿no he admirado yo siempre a todos aquellos que dan un portazo y se van? Yo sé que en el fondo todos aborrecemos nuestras vidas perfectamente en orden, de modo que cuando escuchamos "dejó a todos plantados" o bien "dijo que no y se largó sin más", sentimos una profunda envidia de quienes se han atrevido a dar el gran portazo.
Enrique Vila-Matas, Hijos sin hijos
dijous, 22 de gener del 2009
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