dissabte, 17 de gener del 2009

Carretera y manta


-Mamá, Papá… ¡soy un hombre libre!
(Corey Haim después de hacer su examen de conducir en "License to drive")

Un pensamiento que me ha llegado a la cabeza: las persecuciones de coches en las pelis. Algo muy americano, algo que aunque luego se ha extendido a otras filmografías, es un concepto plenamente yanqui.

Mi tesis es la siguiente: para el pueblo americano, el coche siempre se ha asociado con la libertad. Pensad en la típica imagen: carretera solitaria, un Cadillac a toda pastilla y una pareja escuchando la radio.

En el imaginario americano esta es la imagen de la libertad. No una señora con los pechos al aire guiando al pueblo, allí la libertad va asociado a tener un coche o una moto y poder moverte a tu antojo con un vehiculo no lo olvidemos, que cuesta un dinero y que consume gasolina, es decir, la gasolina es la materia con la que se consigue la libertad y para conseguirla se necesita dinero. ¿Veis a donde quiero llegar? Perdonad la patillada pero la libertad en USA equivale a dinero y petróleo.
Por eso la escena de la persecución motorizada es tan recurrente. La persecución es la imagen de esa lucha por ser libre, es dejar atrás a centenares de coches patrulla (véase "Granujas a todo ritmo"), es jugarse el tipo a 200 por hora para evitar que nadie te quite aquello que más aprecias, es saltar por un precipicio antes que rendirse ("Thelma & Louis").
Decía Godard que el cine era una chica y una pistola. En el caso del cine americano, a eso hay que sumarle siempre un coche. ¡Si hasta tienen un género –la road movie- que ejemplifica esto!



En "License to drive" (1988), comedia juvenil de los ochenta protagonizada por los dos Corey (Feldman y Haim) y una joven Heather Graham, obtener el carnet de conducir significa pasar a la vida adulta, poder salir de noche, ligar con chicas, ir a bares, discotecas… el personaje de Corey Feldman lo deja claro en varios momentos del film:
Les, esa cosa en tu bolsillo no es un trozo de papel cualquiera. ¡Es tu carnet de conducir! Y no sólo es una carnet de conducir, es un carnet para conducir automóviles. Y no sólo es un carnet para conducir automóviles. Es una carnet para vivir, un carnet para ser libre, para ir a dónde sea, cuando sea, y a dónde sea que tu elijas.
"License to drive" empieza con una secuencia muy parecida a la que abre "Pesadilla en Elm Street II". Les (Corey Haim) se ha dormido en la clase de conducción y sueña que va en un típico autobús escolar -conducido por un grotesco villano- donde todos los estudiantes están atados con grilletes al suelo. Les consigue desatarse, salta por la ventana trasera y se sube a un estupendo descapotable rojo donde está sentada una rubia guapísima. Entonces empieza la persecución entre el malvado autobusero y el joven soñador que quiere largarse con su chica. Pasada esta secuencia, la película narra como Les acude a su examen de conducir, el cual suspende, y como se escapa por la noche para salir con la chica que le gusta y sus amigos. Por supuesto, esa salida nocturna estará llena de trifulcas con matones, la policía, porteros de discoteca y el hombre de la grúa municipal. Vamos, el típico viaje iniciático al estilo ochentero.

Sin embargo, para dar otra visión a esta obsesión automobilística los guionistas se permitieron incluir un personaje, el novio de la hermana de Corey (Natalie), que se hace llamar Karl y que viene a ser el contrapunto a esa idea del coche como vehículo de libertad y libertinaje (véase el diálogo de los chicos en la fiesta, donde especulan en que tipo de coche habrá perdido la virginidad cada una de las chicas que allí se encuentran). Natalie explica lo que opina su novio Karl –al que caracterizan como el típico comunista- de la siguiente manera:
Natalie: Karl dice que en América la gente cree que un coche representa la individualidad y la libertad.

Les: Cierto.

Natalie: Cuando en esencia ese sentimiento es más opresivo que nada. Hundiendo al individuo en los costos materialistas que comporta.

Les: Espera. ¿A quién le importa lo que tu sabiondo novio piensa? Creo que es genial estar en América.
Les dice esta última frase y en un gesto patriótico choca la mano con su hermano pequeño, que también cree que es genial vivir en los EE.UU. Lo que hay que tener en cuenta sin embargo, es que vivir en los EE.UU. es genial sólo si tienes coche, puesto que gran parte de las ciudades de Norteamérica –Los Angeles es el ejemplo perfecto- están construidas de manera que es imprescindible tener coche. Al tener tanto territorio disponible, las ciudades crecen a lo ancho y no se urbaniza pensando en la gente, sino en los automóviles. De ahí que para Les sea tan importante el poder conducir.

Otra película interesante donde se refleja la importancia que tienen los coches entre los jovenes americanos es "American Graffiti" (1973), dirigida por George Lucas antes de sus sagas multimillonarias. En este film vemos como cinco adolescentes celebran la que será su última noche juntos: a la mañana siguiente cada uno se marchará para empezar la universidad o se quedará en la ciudad para buscar un trabajo. Durante toda una noche los jóvenes pasean con sus coches por la ciudad escuchando la radio, haciendo carreras y hablando sobre el futuro –incierto- que les espera. "American Graffiti" pero, a diferencia de "License to drive" nos presenta unos personajes que ya han disfrutado de su alocada adolescencia, y se plantean entran de lleno en la vida adulta (o pre-adulta).

Visionado recomendado:
License to drive (1988)
Tags: comedia ochentera, los dos Coreys, noche alocada, viaje iniciático.
American Graffiti (1973)
Tags: noche alocada, paso a la madurez, años 60, Richard Dreyfuss.

A ver si os gustan.