dimecres, 18 de febrer del 2009

Dancing in the street

El arte no es una forma de ganarse la vida. Es más bien una forma muy humana de hacer la vida más soportable. Practicar un arte, bien o mal, es una forma de hacer crecer el alma. Por el amor de Dios, canten en la ducha. Bailen con la música de la radio. Cuenten cuentos. Escriban un poema para un amigo o para una amiga, aunque sea pésimo. Háganlo tan bien como sepan y obtendrán una enorme recompensa. Habrán creado algo.

Kurt Vonnegut, Un hombre sin patria

dimarts, 17 de febrer del 2009

Bestseller Rave



El Código da Vinci
L'ombra del vent
Trilogia de Nova York
Pandora al Congo

diumenge, 15 de febrer del 2009

give me stars or lemons

Hace unos dos años se me ocurrió juntar un vídeo de Stan Brakhage (cineasta americano experimental) con una canción de Family. Me pareció que el vídeo (mudo, como la mayoría de piezas de Brakhage) casaba muy bien con la canción y lo subí a Youtube. Entonces empezó en los comentarios del vídeo una de esas discusiones estúpidas entre fans de Brakhage ("Qué música tan idiota e insulsa para una de las obras más grandes de la cinematografía!") y los fans de Family ("Tú si que eres idiota e insulso, y además un ignorante"). Muy curioso la verdad, a la gente le gusta pelerarse en internet por la más mínima cosa.

Personalmente me gusta mucho la obra de Brakhage, pero realmente no entiendo la postura de no añadir música a sus obras. De Family creo que no hace falta decir nada, hicieron un disco magnífico y luego lo dejaron. Unos Barltleby de la música.
Por cierto, sería interesante buscar ejemplos similares, bandas que hayan hecho un discazo y luego no hayan hecho nada más. ¿Sugerencias?

dissabte, 14 de febrer del 2009

A Rússia

Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar.

Franz Kafka, Diario [2 de agosto de 1914]

dimarts, 10 de febrer del 2009

Televisión (Valencia, 1963)


Recuerdo que de todos los niños de la pandilla del barrio yo era el único que tenía televisor y que ese día salí disparado del salón familiar y, bajando las escaleras de cuatro en cuatro, alcancé la calle y fui al bar donde jugábamos al futbolín y les grité a todos que habían matado a John Kennedy, lo grité varias veces muy exaltado, han matado a Kennedy, han matado a Kennedy, y recuerdo que el jefe de la pandilla, tan impasible como siempre, me dijo: "¿Y?"

Enrique Vila-Matas, Hijos sin hijos

dilluns, 9 de febrer del 2009

Manel i Els Pets es donen la mà

diumenge, 8 de febrer del 2009

El desprecio

Acabo de ver Le Mépris (1963) de Godard y me ha parecido una completa estupidez. Brigitte Bardot sale tan guapa como odiosa y su personaje no hace más que reforzar el tópico de la mujer bella, caprichosa y desequilibrada.


["Mujer guapa, mujer problemática"]

Resumida en una frase la peli cuenta como Camille de pronto deja de querer a su marido Paul (le desprecia) simplemente porque este le permite subir a un coche con otro hombre. Es decir, Camille deja de querer a Paul por no ser más celoso. Hay más cosas en la peli por supuesto, pero la trama central es eso y la Bardot consigue ponerte de mal humor con toda esa tontería de "ya no te quiero y no te pienso decir porque".

Pues eso, una estupidez estéticamente muy interesante y con una buena música, pero una estupidez al fin y al cabo.

divendres, 6 de febrer del 2009

LBMPN



Avui al Sidecar, presentació de "La mejor hora para despertarse"

dilluns, 2 de febrer del 2009

¿Hay sobresaturación de música?

De inicio esto iba a ser una breve enumeración de lo que ha dado de sí el 2008 en cuanto a música se refiere, sin embargo hay ya multitud de revistas y diarios que han hecho sus listas de lo mejor del año, así que me lo ahorro. Al fin y al cabo, la mía es sólo una opinión más y lo de la crítica musical no es ninguna ciencia ni mucho menos. La labor de los críticos, en cuanto a música se refiere es básicamente hacer una criba entre los discos más mediocres y los más destacables intentando que las discográficas no nos la metan doblada. Más que emitir juicios de valor, la función del crítico ahora mismo es la de describir y valorar la creatividad y el acabado de esos discos y lo cierto es que de todos los que pasan por mis manos, la mayoría son medianamente buenos o medianamente malos, y solamente de vez en cuando hay una perla. La cuestión sin embargo, es que la saturación de discos es tal, que hacer una valoración objetiva de todos los trabajos editados en el 2008 es del todo imposible. Nadie es capaz de escucharse todo lo que se edita en un año, nadie.


[Crítico haciendo criba de cds]

Se edita mucha música, más que nunca, y algunos críticos se ven desbordados. Diego Manrique, que escribe en Rolling Stone y otras revistas lo decía el pasado 7 de enero en su blog de El País: “Pido una tregua para 2009. Este es un llamamiento a los músicos y a sus discográficas: por favor, no editen nueva música en este 2009. Hagamos un parón, recapitulemos. Esta petición viene del agobio que siento en los últimos años de no dar abasto con la nueva música. Ni con la que me mandan por cuestiones de trabajo, ni con la que me bajo, ni con la que me compro, ni con la que directamente pasa por debajo de mi radar.” Desde indiespot, un conocido blog que sigue la actualidad de la música independiente, secundaban la propuesta de Manrique con un post titulado “¡Menos discos, por favor!”. “Esta sobredosis musical hace que tengas que archivar discos sin haberlos escuchado lo suficiente (… ) falta tiempo y, sobre todo, sobra mucha música del montón que no aporta nada”. La cuestión sin embargo, no es tanto que los críticos musicales estemos o no estemos sobresaturados (al fin y al cabo nos pagan por ello), la cuestión quizás, es si la sociedad en general está sobresaturada de música y de si no hemos convertido a la música en un producto de consumo rápido que se usa y se tira. Semana tras semana aparecen nuevos grupos y nuevos discos que una vez pasado su pequeño momento de gloria (un par de semanas o meses) pasarán al olvido, caducarán, y serán reemplazados por una nueva hornada de grupos y discos. Por no hablar del auténtico fenómeno de la temporada, la música escuchada con móviles en lugares públicos. Supongo que también lo han sufrido, en el metro, el autobús o el tren, cada vez es más común ver gente que ha olvidado que se inventaron los auriculares y se dedica a dar el coñazo con el ruido que sale de su teléfono. Porque es eso en lo que se está convirtiendo la música, en un ruido de fondo constante.

El escritor valenciano Joan Fuster ya hacía una reflexión al respecto en su libro “Sagitari” hace más de veinte años. “¿No se producirá, cualquier día, una reacción a favor del silencio? Veo que vamos por el camino de una saturación alarmante. Nunca, la gente -las multitudes- habían tenido acceso a la música sino de tarde en tarde, y con motivos de fiesta religiosa o profana (…) Con los transistores y otros trucos más o menos electrónicos, la música ha devenido alimento sistemático de la oreja humana. En los bancos, en las tiendas, en los cementerios civilizados, en los bares, en los trenes, en todas partes, la música os acompaña. Por la calle, veis individuos que caminan con los auriculares puestos, y los conductores de coches encienden, con el vehículo, su radio-cassette. Y ni que hablar de los locales especializados: las discotecas, por ejemplo. Ahora no importa qué música sea: Bach, o los Rolling, Mantovani o Peret, una copla o un corrido de Plácido Domingo. Cada uno, probablemente, se ajusta sus preferencias, que nuestro señor nos haga a todos santos. El caso es que, queramos o no, navegamos permanentemente en medio de un discurso sonoro cualquiera. Como es muy fácil hacerlo, podríamos atribuir la culpa a las multinacionales del ramo. Y no nos equivocaríamos… ¿Un retorno al silencio? Será difícil. En las áreas urbanas, el silencio no existe. Y además, ¿para qué el silencio? Hemos abandonado los usos de la conversación gratuita, y tenemos miedo de la soledad. Todo va ligado. El problema es que oímos música y no la escuchamos.” Fuster escribió esto en 1985 y ahora la situación aún es peor. Y alto, que yo no estoy diciendo ni mucho menos que desaparezca la música, soy un melómano empedernido y no podría vivir sin ella. Lo que vengo a decir es que se debería reflexionar más el uso (y no el consumo) que hacemos de esta.

Mi consejo para este 2009 es que escojan muy bien que es lo que quieren oír, perdón, escuchar; que no se preocupen por estar a la última de todo y que saboreen tranquilamente los discos de épocas pasadas, aquellos que años después de su publicación siguen sorprendiendo y entusiasmando. Esos son los buenos.

Diari de Tarragona, Encuentros 31 de enero de 2009