divendres, 2 de maig del 2008

Zapateados


1.
Encontré un flamante zapato de mujer en mitad de un apacible cruce de carreteras de Honolulu. Era un zapato marrón que resplandecía como un diamante de cuero. No había razón aparente para que el zapato estuviera allí en medio como si formara parte de los restos de un accidente de tráfico, y no había señal alguna de que hubiera pasado por allí un desfile, de modo que la historia que ese zapato escondía nunca llegará a conocerse.
¿He mencionado -no, es evidente que no lo he hecho- que el zapato no tenía su par? El zapato estaba solo, solitario, casi afligido. ¿Por qué será que cuando la gente ve un zapato desparejado se siente incómoda si su par no está cerca? Lo buscan. ¿Y el otro zapato? Tiene que estar por aquí, en algún lado.

Richard Brautigan, Una mujer infortunada

2.
Desde la primera vez que lo vio se convenció de que por fuerza no podía ser algo bueno, pero tampoco malo. Extraño. Era un zapato tirado en mitad del asfalto. No 2, ni 4, ni 8 ni ninguna otra cifra par, sino la cifra impar por antonomasia: 1.

Agustín Fernández Mallo, Nocilla Dream

3.
Una sabata, un dia una sabata al carrer, vas caminant amb les teves als peus i, de sobte, com si fos imposible: una sabata. Tu vas amb les teves als peus, no? Com cada dia, com quasi sempre, com tothom, i com si se t'aparegués l'ovni mateix de la invasió inevitable finalment, veus una sabata. Com si no en duguessis sempre, com si anàssim descalços per la selva, la civilització, allà una sabata blanca adidas amb les ratlles blaves, resplendeix amb el poder que tenen els anuncis, amb els neons dels puticlubs passats les benzineres, premio, premio, com les paròdies dels anuncis micolor, allà la cosa més simple sincronitza amb les estrelles mediàtiques, amb les catifes vermelles. Jo baixaba per la vorera i allà de sobte una sabata, me vaig mirar els peus i vag dir, mira una sabata. Segurament algú. Algú què? Això dic jo, puta cosa rara una sabata, per què ens hem d'enganyar, què hi fa una sabata sense peu fora de l'armari.

Joan Miquel Oliver, El misteri de l'amor


[Si encontráis más zapateados avisad y los incluyo, así hago un recopilatorio de writers & shoes o algo...]

2 comentaris:

Porterodelantero ha dit...

Pero, pero... ¡qué habilidad para crear temas transversales!

Voy a releer "El Señor de los anillos" a ver si hay alguna parte en la que describan una bota de orco abandonada.

Ahora vuelvo.

marcos javega ha dit...

4.
Cuando los zapatos aprietan, buena señal. Algo cambia ahí, algo que nos muestra, que sordamente nos pone, nos plantea. Por eso los monstruos son tan populares y los diarios se extasían con los terneros bicéfalos. ¡Qué oportunidades, qué esbozo de un gran salto hacia lo otro!
Ahí viene López.
-¿Qué tal, López?
-¿Qué tal, che?
Y así es como creen que se saludan.

Julio Cortázar, Historias de cronopios y de famas