divendres, 9 de maig del 2008

De Viaje (2)

El coche se había detenido delante de un hotel, al lado de la carretera. Era ya la carretera buena, plana, tornasolada por reflejos fotogénicos, con árboles perfectamente cilíndricos a ambos lados, hierba verde, sol, vacas en los prados, vallas carcomidas, setos en flor, manzanas en los manzanos y hojas secas en montoncitos con un poco de nieve de vez en cuando para hacer más ameno el paisaje, con palmeras, mimosas y pinos del norte en el jardín del hotel, y un muchacho pelirrojo y desgreñado que conducía dos borregos y un perro borracho. A un lado de la carretera soplaba viento y al otro no. Podía escogerse el que más gustase. Sólo un árbol de cada dos daba sombra y sólo en una de las cunetas había ranas.

Boris Vian
, La espuma de los días